Cuentan los que escriben de él con mayor rigor periodístico
e histórico que fue en 1942 que un bebé negro con forma de oruga, de finos
rasgos que mantendría a pesar de los golpes de los que ya hablaremos, nació en
Lousville, Kentucky, Estados Unidos de Norteamérica con el nombre de Cassius
Marcellus Clay Jr.
Entendió siendo una pequeña oruga que debía defenderse de
quienes le habían robado su bicicleta (extraño que una oruga use bicicleta,
pero en fin…); 14 años después ganaba un título estatal de un deporte que era
la única excusa legal en la que en Estados Unidos un negro podía pegarle a un
blanco: hablamos del Boxeo. Con 18 defendió a puños a su país en el otrora Imperio
Romano y gano una medalla de oro que se haría muy famosa, mientras que con 22
pondría en “shock” al mundo al ganar el título mundial en el momento prometido
y de la forma prometida, ante un atleta ex convicto que sólo con mirarlo o
escuchar su nombre provocaba temblores a sus rivales.
Así lo vaticinó en un poema que, se dice, el mismo escribió:
“Clay sale a enfrentar a Liston y Liston retrocede,
si Liston da un paso más, terminará en el asiento de enfrente”.
El principal problema de Cassius “La Oruga” era que quería
vivir en un mundo donde fuese respetado y no lo logró a pesar de que ya no le
robaron más nunca la bicicleta. Se dio cuenta que sus puños no eran suficientes
para hacerse respetar en una tierra, la suya, que no lo dejaba orinar o
sentarse en donde él quisiera, sino que lo trataba como alguien de otra especie,
una socialmente inferior. Filosóficamente Clay no podía vivir entre la “gente”
sólo con sus poderosos nudillos o su danza en punta de pies.
A pesar que la frase “vuela como mariposa y pica como abeja”
salió precisamente de esa pelea contra Sonny Liston (Ia inventó Drew Brown, uno
de sus asistentes), entendemos que en la mente de la oruga la metamorfosis era
necesaria y tal como el personaje kafkiano de Gregorio Samsa un día Cassius
Marcellus Clay Jr. utilizando como vehículo una religión para la época
enmarcada con tintes políticos amaneció como Muhammad Alí, ese día murió un
boxeador con dotes extraordinarios, y nació una leyenda que cambiaría la forma
de ver el deporte y quizá mucho más.
“Los campeones no se hacen en gimnasios. Están hechos de algo inmaterial
que está muy dentro de ellos. Es un sueño, un deseo, una visión”. Muhammad
Ali.
Intentando meternos en la “psique” del personaje viendo
todas las películas y mirando todos los documentales es difícil entender cuál
fue el motivo del cambio. Pasó de ser un “bocazas” que se burlaba de sus
contrarios a decir cosas con profundidad (sin descuidar lo anterior) a defender
causas, a retar a los patrones establecidos. Tuvo el verbo incendiario de
Malcom X y el carisma del doctor Luther King.
"Es la figura más transformadora de mi era, desde luego. Hizo
incluso más que Martin Luther King por cambiar las relaciones raciales y la
opinión de la gente. Fue un privilegio y un honor para mí conocerle y asociarme
con él", Bob Arum, promotor de 26
combates de los 61 que disputó Ali.
¿Estaba movido por otros intereses, los del Islam quizá?
¿Fueron realmente las palabras de Ali lo que escuchamos y leímos o eran de
otras personas y pronunciadas cual títere por él? Todas las respuestas se
fueron a la tumba hace pocas horas cuando la primero oruga y luego mariposa con
aguijón en sus puños dejó este mundo para irse con los más grandes.
Está claro, por lo menos para el que escribe, que Muhammad
Ali no es el mejor boxeador de la historia y sí el más importante y no quiero
meterme con otras especialidades porque de seguro su figura superaría a las
llamadas “leyendas”. Incluso sin decir una palabra y tembloroso por la
enfermedad de Parkinson que padecía alertó al mundo sobre las consecuencias
graves que deja un deporte de sistemáticas contusiones como el boxeo.
Bailó en punta de pies como ningún otro peso pesado lo hizo,
era rápido, pegaba bien, se dejó golpear de manera bestial por un
extraordinario George Foreman para cansarlo y posteriormente noquearlo. Protagonizó
con Joe Frazier para muchos las mejores peleas en la historia del boxeo,
podríamos decir que también las más
brutales, mientras que boxeó contra Ken Norton con la mandíbula
fracturada y aún así terminó aplaudido
"Ali, Frazier y Foreman éramos un solo hombre. Una parte de mí se
ha perdido. 'La pieza más grande"'. George
Foreman
Se convirtió en el primero en ganar el título mundial de
pesos pesados tres veces, incluso recuperándolo luego que un tribunal se lo
quitase por no querer ir a la guerra de Vietnam, estuvo con presidentes, con
dictadores, con líderes religiosos y sociales, con su imagen hicieron tiras
cómicas en revistas y animadas y apareció tanto en la portada del Time como en
la de Sports Illustrated con la misma cara, y siempre fue Ali… ¡EL MÁS GRANDE!
"Sin duda, su legado es uno que desafió las probabilidades porque
defendió aquello en lo que creía y cuando se le puso a prueba asumió daño
personal en lugar de ir contra sus creencias y aquello que defendía".
Don King promotor de Rumble
in the Jungle y Thrilla in Manilla.
Por: Ernesto Vera @ernestovera
Para: VE Los Espectadores @veespectadores
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