sábado, 4 de junio de 2016

El viaje de la mariposa que picó como abeja



Cuentan los que escriben de él con mayor rigor periodístico e histórico que fue en 1942 que un bebé negro con forma de oruga, de finos rasgos que mantendría a pesar de los golpes de los que ya hablaremos, nació en Lousville, Kentucky, Estados Unidos de Norteamérica con el nombre de Cassius Marcellus Clay Jr.

Entendió siendo una pequeña oruga que debía defenderse de quienes le habían robado su bicicleta (extraño que una oruga use bicicleta, pero en fin…); 14 años después ganaba un título estatal de un deporte que era la única excusa legal en la que en Estados Unidos un negro podía pegarle a un blanco: hablamos del Boxeo. Con 18 defendió a puños a su país en el otrora Imperio Romano y gano una medalla de oro que se haría muy famosa, mientras que con 22 pondría en “shock” al mundo al ganar el título mundial en el momento prometido y de la forma prometida, ante un atleta ex convicto que sólo con mirarlo o escuchar su nombre provocaba temblores a sus rivales.

Así lo vaticinó en un poema que, se dice, el mismo escribió:

“Clay sale a enfrentar a Liston y Liston retrocede,
si Liston da un paso más, terminará en el asiento de enfrente”.

El principal problema de Cassius “La Oruga” era que quería vivir en un mundo donde fuese respetado y no lo logró a pesar de que ya no le robaron más nunca la bicicleta. Se dio cuenta que sus puños no eran suficientes para hacerse respetar en una tierra, la suya, que no lo dejaba orinar o sentarse en donde él quisiera, sino que lo trataba como alguien de otra especie, una socialmente inferior. Filosóficamente Clay no podía vivir entre la “gente” sólo con sus poderosos nudillos o su danza en punta de pies.

A pesar que la frase “vuela como mariposa y pica como abeja” salió precisamente de esa pelea contra Sonny Liston (Ia inventó Drew Brown, uno de sus asistentes), entendemos que en la mente de la oruga la metamorfosis era necesaria y tal como el personaje kafkiano de Gregorio Samsa un día Cassius Marcellus Clay Jr. utilizando como vehículo una religión para la época enmarcada con tintes políticos amaneció como Muhammad Alí, ese día murió un boxeador con dotes extraordinarios, y nació una leyenda que cambiaría la forma de ver el deporte y quizá mucho más.

“Los campeones no se hacen en gimnasios. Están hechos de algo inmaterial que está muy dentro de ellos. Es un sueño, un deseo, una visión”. Muhammad Ali.


Intentando meternos en la “psique” del personaje viendo todas las películas y mirando todos los documentales es difícil entender cuál fue el motivo del cambio. Pasó de ser un “bocazas” que se burlaba de sus contrarios a decir cosas con profundidad (sin descuidar lo anterior) a defender causas, a retar a los patrones establecidos. Tuvo el verbo incendiario de Malcom X y el carisma del doctor Luther King.

"Es la figura más transformadora de mi era, desde luego. Hizo incluso más que Martin Luther King por cambiar las relaciones raciales y la opinión de la gente. Fue un privilegio y un honor para mí conocerle y asociarme con él", Bob Arum, promotor de 26 combates de los 61 que disputó Ali.

¿Estaba movido por otros intereses, los del Islam quizá? ¿Fueron realmente las palabras de Ali lo que escuchamos y leímos o eran de otras personas y pronunciadas cual títere por él? Todas las respuestas se fueron a la tumba hace pocas horas cuando la primero oruga y luego mariposa con aguijón en sus puños dejó este mundo para irse con los más grandes.

Está claro, por lo menos para el que escribe, que Muhammad Ali no es el mejor boxeador de la historia y sí el más importante y no quiero meterme con otras especialidades porque de seguro su figura superaría a las llamadas “leyendas”. Incluso sin decir una palabra y tembloroso por la enfermedad de Parkinson que padecía alertó al mundo sobre las consecuencias graves que deja un deporte de sistemáticas contusiones como el boxeo.

Bailó en punta de pies como ningún otro peso pesado lo hizo, era rápido, pegaba bien, se dejó golpear de manera bestial por un extraordinario George Foreman para cansarlo y posteriormente noquearlo. Protagonizó con Joe Frazier para muchos las mejores peleas en la historia del boxeo, podríamos decir que también las más  brutales, mientras que boxeó contra Ken Norton con la mandíbula fracturada y aún así terminó aplaudido

"Ali, Frazier y Foreman éramos un solo hombre. Una parte de mí se ha perdido. 'La pieza más grande"'. George Foreman

Se convirtió en el primero en ganar el título mundial de pesos pesados tres veces, incluso recuperándolo luego que un tribunal se lo quitase por no querer ir a la guerra de Vietnam, estuvo con presidentes, con dictadores, con líderes religiosos y sociales, con su imagen hicieron tiras cómicas en revistas y animadas y apareció tanto en la portada del Time como en la de Sports Illustrated con la misma cara, y siempre fue Ali… ¡EL MÁS GRANDE!



"Sin duda, su legado es uno que desafió las probabilidades porque defendió aquello en lo que creía y cuando se le puso a prueba asumió daño personal en lugar de ir contra sus creencias y aquello que defendía".

Don King promotor de Rumble in the Jungle y Thrilla in Manilla.



Por: Ernesto Vera @ernestovera

Para: VE Los Espectadores @veespectadores


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