Históricamente el deporte venezolano nació y se formó como
una de las expresiones más machistas de nuestra sociedad. Ahora… ¡Tenga cojones
y lea! (Porque hasta en nuestras expresiones hemos querido marginar a las
mujeres).
Salvando los casos más exitosos y de los que se hablará
siempre como Aparicio, Limardo, “Morochito, Cabrera, por ejemplo, en el
anecdótico deportivo criollo por décadas todavía se rememora más aquel casi título
mundial de Ramón Arias de 1958, o de lo buena que fue la generación dorada de
atletas de pista y campo de los 50 y 60 que de los verdaderos, reales y
tangibles éxitos de Mayerlin Rivas o Robeilys Peinado por citar sólo dos
particularidades.
Y realmente no se trata de desmeritar sino de balancear.
Flor Isava, Elsa Antúnez, María Elena Giusti, Adriana Carmona, Anna Pannarale, ni hablar de Gerda Muller y Úrsula Seller, sólo
son sacadas del olvido en apuntes periodísticos del Día de la Mujer o de
las Madres y no se les concede la verdadera y justa dimensión que tienen
aquellas que remaron contra la corriente.
¿Por qué? Hace años trabajando para el Diario La Verdad me
tocó darle cobertura al caso de una niña (hoy una mujer y todavía atleta por lo
que sé) llamada Hernanza Ruiz. Ella se destacaba como beisbolista al punto de
jugar campocorto de su equipo en una liga de béisbol para varones en Maracaibo,
pero cometió “un error”: CRECIÓ. Y su desarrollo le valió ser excluida bajo
excusas: “ya no se puede cambiar de ropa en el mismo dogout” o el clásico “se
puede dar un mal golpe”. Al final Ruiz se convirtió en softbolista e incluso
hizo estudios en Estados Unidos gracias a que siguió adelante. Lo cierto es que
durante esa época nos tocó escuchar toda clase de tesis sobre la mujer y el
deporte en Venezuela donde casos como esos (hablamos 2002, 2003
aproximadamente) eran escasos y casi únicos.
Una de esas hipótesis era que nuestro país es la tierra de
los concursos de belleza y más de la mitad de las madres sueña con que su hija
sea por lo menos reinita del cuarto grado. Mucho de este pensamiento coaccionó
acciones como: las chicas a las muñecas y al jueguito de té, y los niños a
rasparse las rodillas en la caimanera con pelota de media en plena calle. Otra
versión que intenté digerir entonces, una mucho más dramática, hablaba que las
deportistas por su avatar físico tomaban rasgos “hombrunos” y nadie se quería
casar con una “marimacho”. Total, cosas que uno todavía le sorprendería
escuchar, pero que una década después del cambio de siglo se siguen oyendo.
Pero algunas cosas sucedieron. Los medios y la sociedad de
la información fueron haciendo su efecto y poco a poco cambió la perspectiva en
este tema. El impacto de ver por televisión a Florence Griffith Joyner en los Juegos Olímpicos
de 1988 convertirse en la mujer más veloz del mundo con unas uñas perfectamente
cuidadas y maquillada hasta el punto de verse femeninamente atractiva, o de
notar como la argentina Gabriela Sabatini ganaba dinero por publicidad tanto o
más que como tenista empezaron de alguna manera esa “revolución femenina”. La
mujer se abrió paso igual que el hombre, con culturas distintas, colores
distintos, preferencias sexuales distintas, y un largo etcétera. ¡Pero sin duda
le costó un ovario y parte de otro! (ya nos vamos ajustando).
A partir de allí el deporte y la mujer venezolana tuvieron
experiencias variopintas que con éxito o no sembraron hitos. María Elena Giusti y toda su gracia sincronizada
llegó a portar la bandera nacional en un desfile de apertura olímpica para Barcelona
1992, mientras que Adriana Carmona y Dalia Contreras subieron al podio en el
Taekwondo de Atenas 2004 y Beijing 2008 respectivamente, al tiempo que Daniela
Larreal y Fabiola Ramos establecían récords de participación en la máxima cita.
En deportes de conjunto el equipo de voleibol y softbol olímpico, la vinotinto campeona
Sub17, la reciente experiencia del basketbol finalista suramericano vienen no
sólo abriéndose paso con resultados sino llenando estadios completos de
aficionados y rompiendo corazones de aficionados masculinos, al igual que Milka
Duno que aún rompe el mío.
¡Es así! Menos mal que esto no se me ocurrió escribirlo ni
en el “Día de la Mujer” ni en el “Día de la Madre” porque habría tenido un
pretexto. Y el homenaje para ustedes mujeres no lo tiene, porque así como se
esfuerzan por seguirse abriendo paso el reconocimiento debe ser diario.
Ahora me meto en problemas. Este es mi ranking de las cinco
expresiones deportivas femeninas más resaltantes de la actualidad en Venezuela
en el que estoy dejando fuera a muchas que seguramente merecen estar en el “Top”
de cualquier otro. Si se animan hagan el suyo, pueden comentarlo aquí o en
cualquiera de nuestras redes sociales.
#1 El fútbol femenino
Sub17
Este 2016 más de 30 mil personas fueron al estadio
Metropolitano de Lara a ver como se coronaban campeonas suramericanas venciendo
a Brasil. Repetirán su experiencia en un Mundial de Fútbol llenas de fútbol y
de un carisma cautivante. Son seguidas por decenas de miles de personas en sus
redes sociales y hoy día puede decirse que Deyna Castellanos está en el estatus
de los futbolistas más conocidos del país incluso más de muchos que juegan en
Europa.
#2 Mayerlin Rivas
Desde agosto de 2014 es campeona mundial de boxeo, entre
interina y titular. Siendo el pugilismo uno de los deportes más populares de
Venezuela es ella quien lleva la bandera sobre cualquier varón por sus
demostraciones de calidad y solidez que le han hecho mantener el cinturón. Lo
que muchos no conocen es que antes del boxeo fue campeona suramericana de wushu
(variante competitiva del Kung Fu) e invicta en ligas profesionales de Artes
Marciales Mixtas.
#3 Robeilys Peinado
Tiene 19 años y está preclasificada a Río 2016 en el salto
con garrocha del atletismo. Fue campeona mundial menor en 2013 y plusmarquista
mundial. Tiene dos años consecutivos como monarca suramericana y actualmente
está radicada en Polonia donde se prepara como una de las mejores del planeta. Ganó
hace par de días atrás el World Challenge de Dakar y tomando en cuenta que en
su disciplina la experiencia es primordial todavía tiene mucho por dar.
#4 Stefany Hernández
Imposible dejarla fuera de cualquier ranking, incluso fue
difícil no clasificarla más arriba. Campeona mundial de ciclismo BMX en 2015
(Bélgica) es entre las mujeres que practica su especialidad una especie de
ícono latinoamericano casi de la talla de la colombiana Mariana Pajón. Ya tiene
una presentación en olímpicos y va por su segunda. Radica en Suiza y es quinta
del escalafón mundial, además de motivadora y carismática como ninguna.
#5 Las chicas del
basketbol
Otras que pueden darse el lujo de decir que llenaron un
escenario deportivo. Una generación (categoría mayores) que consiguió por
primera vez en la historia clasificar a una final suramericana cayendo a la
postre contra Brasil en el Domo de Barquisimeto. Si bien no la ganó ya muchos
saben quién es Roseilis Silva, Waleska Pérez, Ivaney Márquez, entre otras, más
allá si pueden clasificar o no a Río ya esto último es su principal valor.
Por: Ernesto Vera
Para: VE Los Espectadores
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